jueves, 12 de enero de 2012

AÑO BISIESTO


Acabamos llegando el  ultimo día del año por la mañana en la ciudad de Tudela, camino de Zaragoza, y pudimos disfrutar bajo una tenue lluvia de su abigarrado Centro histórico, paseando por sus calles desiertas hasta la misma orilla del rio Ebro, magnífico paseo desde el que se vislumbran las feraces huertas de la antigua Tutila, en un lento fluir de sus azuladas aguas,  que nos llevan inexorablemente hacia el año que comienza. De vuelta al desierto Centro, antes de subir el cerro donde se emplazaba la antigua Alcazaba, vemos el busto de Musa Ibn Musa (el llamado tercer Rey de España en su época), y uno no puede dejar de pensar en los orígenes variopintos de nuestro país, y cómo los lazos familiares están tan arraigados en nuestra historia, que superan a los credos o a las propias ideologías. En Efecto, los Banu Quasi dinastía que dominó el Valle del Ebro entre los siglos VIII y X,  propiciando la aparición de dominios independientes en el Norte como contrapoderes, trataron de ser más leales a sus orígenes arraigados en el rio que a sus compromisos político-religiosos con los hegemónicos monarcas Omeyas.

Pero seguimos, ya establecidos en Zaragoza, pero de nuevo callejeando, es obligado visitar el museo Camón Aznar, y de nuevo nos detenemos en las series de grabados de Goya. Sin duda los Disparates, tan lejanos y tan presentes en nuestra historia reciente, nos pone en antecedentes de los horrores financieros, de la corrupción característica, que sufrirá España durante todo el siglo XIX y en la actualidad nos viene haciendo las cosas tan difíciles.
Acabose el paseo en la Plaza del Pilar, donde se preparaban las campanadas del fin del año, y nos cruzamos con Adriana Abenia, velando armas para su larga noche de trabajo en Aragón Televisión.
Pero el primer día del año, con los mejores propósitos, nos lleva a la Catedral de la Seo, y como no, al Museo de Tapices. Esta magnífica colección de tapices medievales - gótico flamencos- tejidos en los telares de Arras, Tournai y Bruselas en los siglos XV, XVI y XVII testigos mudos de nuestra historia reciente, tuvieron su origen en el afán coleccionista de Fernando I  el Católico. Sin duda me detengo en la serie de Vicios y Virtudes,  en el Pecado Original y las Pasiones en la vida del hombre.  Una buena alegoría para un país que ha relativizado en 500 años todos sus valores, para rasgarse las vestiduras ahora de manera un poco hipócrita ante la amenaza de bancarrota, en un año sin duda temible, en el calendario nos viene dado como bisiesto.




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