Acabamos llegando
el ultimo día del año por la mañana en
la ciudad de Tudela, camino de Zaragoza, y pudimos disfrutar bajo una tenue
lluvia de su abigarrado Centro histórico, paseando por sus calles desiertas
hasta la misma orilla del rio Ebro, magnífico paseo desde el que se vislumbran
las feraces huertas de la antigua Tutila, en un lento fluir de sus azuladas
aguas, que nos llevan inexorablemente
hacia el año que comienza. De vuelta al desierto Centro, antes de subir el
cerro donde se emplazaba la antigua Alcazaba, vemos el busto de Musa Ibn Musa (el
llamado tercer Rey de España en su época), y uno no puede dejar de pensar en
los orígenes variopintos de nuestro país, y cómo los lazos familiares están tan
arraigados en nuestra historia, que superan a los credos o a las propias
ideologías. En Efecto, los Banu Quasi dinastía que dominó el Valle del Ebro
entre los siglos VIII y X, propiciando la
aparición de dominios independientes en el Norte como contrapoderes, trataron
de ser más leales a sus orígenes arraigados en el rio que a sus compromisos
político-religiosos con los hegemónicos monarcas Omeyas.
Pero seguimos, ya
establecidos en Zaragoza, pero de nuevo callejeando, es obligado visitar el
museo Camón Aznar, y de nuevo nos detenemos en las series de grabados de Goya.
Sin duda los Disparates, tan lejanos y tan presentes en nuestra historia
reciente, nos pone en antecedentes de los horrores financieros, de la
corrupción característica, que sufrirá España durante todo el siglo XIX y en la
actualidad nos viene haciendo las cosas tan difíciles.
Pero el primer día del
año, con los mejores propósitos, nos lleva a la Catedral de la Seo, y como no, al Museo de Tapices. Esta magnífica colección
de tapices
medievales - gótico flamencos- tejidos en los telares de Arras, Tournai y
Bruselas en los siglos XV, XVI y XVII testigos mudos de nuestra historia
reciente, tuvieron su origen en el afán coleccionista de Fernando I el Católico. Sin duda me detengo en la serie
de Vicios y Virtudes, en el Pecado
Original y las Pasiones en la vida del hombre.
Una buena alegoría para un país que ha relativizado en 500 años todos sus
valores, para rasgarse las vestiduras ahora de manera un poco hipócrita ante la amenaza de bancarrota, en un año sin duda temible,
en el calendario nos viene dado como bisiesto.
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