sábado, 9 de julio de 2016

UN CANTO EN GALICIA: DE LOS SUEVOS AL GALLEGUISMO

Volvía a las Rías Bajas por segunda vez, desde el verano, en concreto a la ría do minor, pero este viaje era especial, porque se trataba de dar un concierto en el  Templo Votivo del Mar, Iglesia parroquial de San Juan de Panjón. El concierto fue atípico, con canto gregoriano en arameo, o espirituales negros en inglés o una Cantiga de Alfonso X el Sabio en galaico-portugués, en  un templo católico consagrado a la Virgen del Carmen (Virgen del mar) y que además  acoge la figura de San Juan Bautista, una talla de la antigua iglesia que se hallaba,  donde está el Arco Visigótico del siglo VII a los pies de la misma, de la misma Iglesia.

Este edificio fue diseñado por el arquitecto pontevedrés Antonio Palacios Ramilo, entre 1932 y 1937, en este bello municipio de Nigrán. Hecha en granito, tiene guiños góticos, influencia musulmana y toques modernistas, pero sin perder el horizonte de las gentes del mar (parte trasera tiene un edificio de formación de marineros) y el ancestral arte gallego.
Los paisajes, a la ida o la vuelta de esta Ría Minor, me llevan a la literatura. Desde Verín (hay que parar a comer pulpo y a visitar la acrópolis del Castillo de Monterrei) de Los Pazos de Ulloa (que lo eran por tener casa, hórreo y capilla), cuando pasamos Orense junto al Miño, y vemos como las montañas ocultan la Galicia, interior y real, o parar en algún pueblo cercano para comer lamprea (en A Cañiza, la comí por fin, tras leer  la  novela fantástica  del gallego GonzaloTorrente Ballester, visitante asiduo de A ria Minor, La saga/fuga de J. B.).
Pero es sin duda la gente, y su origen singular, me hace pensar en si es lógico pensar que la cultura gallega, tiene que ver más con lo céltico (hay que pasarse por el Castro de Santa Tecla, en La Guardia), con los visigodos (solo ellos construían con arco de herradura, como el de la Iglesia de Panjón), o si existe una cultura común con la portuguesa, que tiene como base la invasión y la permanencia en estos territorios de la tribu germánica de los Suevos (procedentes del báltico, se asentaron una parte en la actual Suabia alemana, en  Baden-Wurtemberg y Augsburgo. La presencia de toponímicos, restos arqueológicos, la producción literaria de Martín Dumiense (sería obispo de Braga) o el mismo Concilio II bracarense (ordenado por el rey católico Suevo Miro en 572), hacen pensar que la cultura suevo-galaica tuviera más que ver con el mundo bizantino, que con su antagonista, el arriano visigodo, al que se asoció apaciblemente después. El reducido  número de Suevos, la parecida idiosincrasia con la población autóctona, y su carácter pactista, primero con los romanos, luego con los visigodos y con los reyes astures después, surgió el idioma gallego, y su dialecto portugués, como lengua derivada del romance, y esa relación especial de vecindad vigilante y desconfiada con Portugal.

Buscando  en la singularidad del galleguismo, he de reconocer que esta tierra es abundante en personajes increíbles. El propio Julio Cesar, atacó con su flota el Castro o Castellum de Baiona (donde actualmente está el Parador,  que databa del S.II a.C), en el año el 60 a.C, persiguiendo  a los rebeldes,  hasta  las Islas Cíes (me encontré un barco con una señora que ufana blandía la estelada catalana, frente a la playa repleta de indiferentes bañistas, y me pregunté si ciertamente los Romanos habían hecho bien su trabajo en la tarraconense) . Dejando huellas los visigodos y musulmanes en este castro del monte Boi, es en el siglo XII cuando se construye la fortaleza actual, y recibirá su carta puebla y su fisonomía actual en tiempos de los Reyes Católicos. De esta época, es Pedro Álvarez de Sotomayor (o Soutomaior), conocido popularmente como Pedro Madruga (atacaba pronto, de mañana), partidario de Juana la Beltraneja, y prototipo del caballero feudal en la baja edad media, como canónigo de Tuy además de hacer una carrera política y naval  entre Portugal y Galicia. Otro acontecimiento reseñabe, es que en Baiona en marzo de 1493 Martín Alonso Pinzón retornó a las costas de Bayona tras su viaje a América  con noticias del descubrimiento, mientras Colónn, con una travesía azarosa, y consigue llegar mucho mas tarde llegaba a Lisboa.
El antiguo puente romano  de Ramallosa, que cruzaba el rio Minor, fue destruido por Almanzor, tras su razzia contra Santiago de Compostela,  y reedificado por San Telmo, en el siglo XIII, mientras estuvo retirado en Tuy.  Una extendida tradición gallega, dice que si una mujer con problemas de fertilidad, pasa por el puente en noche de luna llena, y encuentra un caminante, debe de echarle un cubo de agua de la ría, y el parto será seguro, debiendo ser el que la encuentre el padrino de la criatura.
Camino de la costa hacia la Guardia, nos encontramos con el monasterio de Santa Maria de Oía, fundado en el siglo XII,  con una arquitectura cisterciense, austera y sobria. Sus imponentes muros almenados, a pie de mar junto a los arrecifes, parecen  una fortaleza costera. De hecho en el siglo XVII fue un bastión defensivo frente a los constantes saqueos e invasiones marítimas tan frecuentes en aquella época en las rías gallegas (El pirata-corsario inglés  Francis Drake, tras fondear en las Cíes, fue obligado a retirarse de Bayona con su fuerza de desembarco de 1500 hombres, por la milicias locales capitaneadas por el Conde de Gondomar, en la playa de Santa Marta). En el año 1624, los monjes artilleros desde la Plaza de las Armas, bombardearon y pusieron a la fuga a cinco bajeles de piratas turcos que merodeaban por la costa. El rey Felipe IV concedió a esta abadía nuevos privilegios y donaciones, entre ellos el título de Real e Imperial Monasterio de Santa María de Oia. Entre las muchas labores económicas de los monjes, como roturación de tierras y la apertura de caminos, implantaron el cultivo de la vid según la costumbre de las abadías francesas cistercienses y  la cría de caballos en estado de libertad que se hallaban en los montes pertenecientes al monasterio. (en el mes de Julio, se llevan al curro para  A rapa das bestas, y es una tradición que no es celta, sino medieval) . A los monjes les debemos también el poder degustar los sabrosos caldos bajo la denominación de origen Rías Baixas, que también acompañan al pescado y al marisco de la zona (langosta de la Guardia un buen Xargo de Baiona, aunque el pescado y el marisco sea cada vez más escaso y de incierta procedencia, en un mercado globalizado).
Ya en la estratégica y medieval sede episcopal de Tuy, a la orilla  de esa frontera natural que es el Miño (el nombre del río, es cuanto menos sintomático, para los habitantes de las dos orillas) y en el paso natural o puente de la via romana que unía la Braga romana con Lugo (luego camino de Santiago portugués), y la Ruta de la Plata, la figura de San Telmo (conocido como buen augur a través del famoso fuego de San Telmo, al aparecer el meteoro, en las tormentas en la arboladura de los galeones que surcaban el Atlántico), es otra de sus grandes singularidades.
El castellano Pedro González Telmo (Frómista, Palencia, 1190 – Santiago de Compostela, 1246), es otro personaje medieval muy importante, en cuanto a que sería una guía para la expansión dominicana portuguesa tras los descubrimientos. Fue un sacerdote palentino, que ejerció como canónigo en Palencia, e ingresó a la Orden de los Predicadores Dominicos como fraile, distinguiéndose por su locuaz retórica. Acompañó como capellán al rey San Fernando (Fernando III de Castilla) en la campaña de conquista de Córdoba y Sevilla; y consagró como iglesias las mezquitas en las ciudades conquistadas. Al regreso de la campaña, abandonó la corte para predicar en Asturias y Galicia, pasando a Portugal para hacerse cargo del priorato del convento de Guimarães (tuvo entre sus muchos frailes a Gonzalo de Amarante). Es de  esta época de su vida cuando se cuentan  la mayoría de sus milagros, especialmente en ayuda de navegantes y pescadores, por los que se dice que sentía particular simpatía, y luego le reconocieron como su patrono. Ya sexagenario, se retiró a Tuy en 1236, donde trabó amistad con el obispo Lucas de Tuy; en la Pascua de 1246, y mientras peregrinaba a Santiago, falleció por enfermedad
Una curiosidad más la poca conflictividad, pese a ser vecinos, con los Portugueses. De hecho el baluarte de la frontera norte, situado frente a Tuy en Valencia do Miño, fue un matrimonio real anulado por consanguinidad. Sancho I de Portugal, mandó a Paio Carramundo, que repoblase una área fortificada frente a la plaza Astur-Leonesa de Tuy, denominándola Contrasta, tras la ruptura del matrimonio de su hija Teresa (hija de Dulce de Aragón, hija del Conde Ramón Berenguer IV de Cataluña y de la Reina Petronila de Aragón) con el Rey Alfonso IX de León (era hijo de Urraca de Portugal, hermana del Rey Portugués e hija de Alfonso Enríquez, primer soberano independiente de Portugal). Pero será en el  siglo XVII, durante las Guerras da Restauración, cuando la fortaleza se amplía a plaza, fuerte ganando dimensión hasta adquirir el aspecto que conserva en la actualidad, y toma su nombre actual, la valentía del niño. Mas de presencia, su  perímetro amurallado 5 km,  joya de la arquitectura militar portuguesa, vivirá episodios bélicos reales con las guerras napoleónicas, en concreto en 1809 es tomada al asalto por las tropas de napoleónicas mandadas por el Mariscal Soult, antes de ser derrotado definitivamente por Wellington y los aliados portugueses.

Sin duda la sinfonía musical de estos viajes, han de ser las Cantigas de Alfonso X el Sabio, en honor a la Virgen María, en idioma galaico-portugués, o gallego medieval. La mayoría son de ellas cuentan milagros sucedidos con la intervención de María (cantamos la toma de Constantinopla); integran también la obra as Cantigas das Cinco Festas de Santa María, as Cinco Cantigas das Cinco Festas do Nostro Señor, o Cantar dos Sete Pesares que víu Santa María do seu fillo y unha maia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario