viernes, 15 de junio de 2012

CRISIS no sólo BANCARIA


 
El monje bizantino Evagrio Póntico fallecido en el 399, hubiera sido un magnífico Gobernador del Banco de España en esta última década,  primera de nuestro siglo, al que hemos entrado con unos efectos devastadores equiparables a una guerra.  El detectó y escribió en griego Sobre los ocho vicios malvados, una lista de ocho vicios o pasiones malvadas (logismoi en griego) fuente de toda palabra, pensamiento o acto impropio, contra los que sus compañeros monjes debían guardarse en especial: gula o gastrimargia, lujuria, avaricia o philargyria, tristeza, vanagloria o cenodoxia, ira, orgullo y apatía o acedia; que bien podrían aplicarse a los apetitos desmedidos que nos han llevado a la catástrofe.
El anterior Gobernador del Banco de España ha esgrimido siete razones por las que no actuó más rápidamente para evitar la crisis del sector bancario, antesala del desastre económico:
  • El exgobernador destaca que es "importante" tener en cuenta que los instrumentos adecuados de resolución no fueron introducidos hasta 2009.
El instrumento fue el FROB, y técnicamente estaba tan bien hecho que las entidades rescatadas por el FROB han acudido en auxilio del Tesoro y se han convertido en las grandes compradoras de deuda pública española, junto al Fondo de Reserva de la Seguridad Social.
Es decir, que la pereza caracterizó la política económica y bancaria, fruto del escaso trabajo de unos gobernantes indolentes, apáticos y técnicamente poco preparados para sus respectivos cargos. La apoteosis final del mandato ha sido la aplicación de la  ingeniería financiera en el cálculo de magnitudes de la Contabilidad Nacional, seguramente para generar más confianza a base de mentiras.
  • Asegura que deterioro de la economía ha sido más prolongado de lo previsto inicialmente por todas las instituciones nacionales e internacionales.
Nadie hizo cuentas, y comprobó la magnitud de la burbuja inmobiliaria calculando los desfases entre los costes de producción de las viviendas y su valor de venta, vanagloriándose de su permanente revalorización. Hoy en día, los ratios salario por coste de vivienda superan por más de dos a cualquier país de nuestro entorno, y se pretendió crear una industria de mano de obra poco cualificada en la que se han movido ingentes capitales opacos todavía escondidos.
  • En tercer lugar, destaca que los sucesivos gobiernos españoles durante este periodo decidieron y confirmaron que solo se podían usar "limitados fondos públicos" para rescatar a los bancos, lo que eliminaba la posibilidad de alternativas como la creación de bancos malos.
De nuevo la huida de la realidad de los políticos, y la gula para fagocitar recursos en políticas supuestamente sociales, inversiones absurdas, gastos superfluos o cargos públicos ficticios. La única y definitiva alarma , viene impuesta por la prima de riesgo y los mercados internacionales de capitales.
  • Después argumenta que la implementación de una solución privada ha demostrado ser "particularmente difícil y lenta" durante la crisis porque las principales entidades internacionales que podrían haber participado en fusiones y adquisiciones no estaban en condiciones de hacerlo.
Fruto de la tarea de ocultación de unos dirigentes bancarios y políticos, más interesados en particular avaricia personal, en sus pólizas de jubilación o bonus e indemnizaciones, sus cargos vitalicios, que en decir la verdad o mostrar la realidad en los balances o liderar sus entidades, aún a costa de poner en peligro sus cargos.
  • Su quinta justificación es que durante esta crisis sistémica no fue posible utilizar la herramienta tradicional de resolución de liquidar un banco con amortizaciones para los tenedores de deuda.
El temor a la ira de la multitud de engañados por estos productos, a pie de oficina, cuando se les decía que eran como depósitos pero más rentables, demuestra la alta ineficiencia de nuestro sistema bancario, y la falta de supervisión de la autoridad monetaria.
  • En sexto lugar, remarca que a la gobernanza de las cajas de ahorros se sumaron también a la complejidad del proceso de reestructuración y afectaron a su velocidad, debido a la fuerte presencia de intereses políticos y sindicales en sus consejos.
Que nadie se engañe, la desmedida lujuria de los políticos de izquierda, derecha y sindicatos o patronos, ha hecho que el país vaya a la deriva totalmente. A ello se han sumado casi todas la Instituciones del Estado, que lejos de moderar han mirado a otro lado.
  • Por último, apunta que el hecho de que las comunidades autónomas utilizaran su poder para aprobar las fusiones durante el proceso de reestructuración lo ralentizó "significativamente", dada la necesidad de mantener negociaciones "largas, complejas y difíciles" con gobiernos regionales.
El desmedido orgullo introducido por los nacionalismos periféricos, ha creado un estado de agravios en lo que importante es lo local, y lo nacional es algo residual. El mercado interno fraccionado, la educación, la sanidad o incluso la justicia, se han cantonalizado en aras de una descentralización mal entendida, y que ha puesto barreras en vez de facilitar la movilidad de recursos. La propia naturaleza abierta de las autonomías, sin constituir un estado federal o confederal, hace de España un país con dificultades para tomar decisiones de cualquier tipo.
La conclusión es la depresión a la que han llevado el país, una casta política muy peligrosa, gracias a nuestra propia condescendencia con las mentiras y el pasteleo institucional, que se manifiesta en los millones de parados, más impuestos y en las hipotecas de los rescates que ya se contemplan en los mejores casos a 15 años vista o más. Evidentemente, con nuestra sociedad actual, el Monje Evagrio, conocido como el Solitarío en la provincia Romana junto al Mar Negro del Ponto, jamás hubiera podido poner en orden este convento bancario, y probablemente le hubieran retirado a cualquier eremitorio de nuestro vasto país sin pensión ni gabela alguna.
¿Pero tiene solución el problema? Contando con la Tormenta Perfecta provocada por la globalización, el neoproteccionismo americano en defensa del dólar, la falta de gobernanza europea y la crisis de confianza generalizada, hay que decir que sólo si depuramos dirigentes políticos, instituciones y activos tóxicos vamos a poder salir adelante en nuestra España actual. Vamos a pagar un gran precio, como ocurrió con el plan de estabilización de 1959, pero nuestro destino está en Europa y esta vez las cosas van a estar mucho más claras.
Reformas que comiencen por enseñar en las escuelas a buscar y a decir la verdad, ya sea en el idioma que sea, y que los políticos entiendan que no hay impunidad, que sus compañeros no van a buscarles un empleo cuando gestionen mal una institución, que no les van a encubrir o proteger ni que van a contar con retiros dorados con dinero público.
Sin una administración de Justicia que funcione con rapidez, tampoco vamos a salir de ésta, porque el poder político no puede seguir siendo intocable.
Y es necesario que el primer juez sea nuestra propia conciencia, recuperando el debate moral entre lo incorrecto y lo justo, dejándonos de relativismos y dolosas ambiguedades.


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