El monje bizantino Evagrio Póntico fallecido en el 399, hubiera sido un magnífico Gobernador del Banco de España en esta
última década, primera de nuestro siglo,
al que hemos entrado con unos efectos devastadores equiparables a una guerra. El detectó y escribió en griego Sobre los
ocho vicios malvados, una lista de ocho vicios o pasiones malvadas (logismoi en griego) fuente de toda palabra,
pensamiento o acto impropio, contra los que sus compañeros monjes debían
guardarse en especial: gula o gastrimargia, lujuria, avaricia o philargyria, tristeza, vanagloria o cenodoxia, ira, orgullo y apatía o acedia; que
bien podrían aplicarse a los apetitos desmedidos que nos han llevado a la
catástrofe.
El anterior
Gobernador del Banco de España ha esgrimido siete razones por las que no actuó
más rápidamente para evitar la crisis del sector bancario,
antesala del desastre económico:
- El exgobernador destaca que es "importante" tener en
cuenta que los instrumentos adecuados de resolución no fueron introducidos
hasta 2009.
El instrumento
fue el FROB, y técnicamente estaba tan bien hecho que las entidades rescatadas por el
FROB han acudido en auxilio del Tesoro y se han convertido en las grandes
compradoras de deuda pública española, junto al Fondo de Reserva de la
Seguridad Social.
Es decir, que la pereza caracterizó la política
económica y bancaria, fruto del escaso trabajo de unos gobernantes indolentes, apáticos
y técnicamente poco preparados para sus respectivos cargos. La apoteosis final
del mandato ha sido la aplicación de la ingeniería financiera en el cálculo de magnitudes de la Contabilidad Nacional, seguramente para generar más confianza a base de mentiras.
- Asegura que deterioro de la economía ha sido más prolongado de lo
previsto inicialmente por todas las instituciones nacionales e
internacionales.
Nadie hizo cuentas, y
comprobó la magnitud de la burbuja inmobiliaria calculando los desfases entre
los costes de producción de las viviendas y su valor de venta, vanagloriándose de su permanente
revalorización. Hoy en día, los ratios salario por coste de vivienda superan
por más de dos a cualquier país de nuestro entorno, y se pretendió crear una
industria de mano de obra poco cualificada en la que se han movido ingentes
capitales opacos todavía escondidos.
- En tercer lugar, destaca que los sucesivos gobiernos españoles
durante este periodo decidieron y confirmaron que solo se podían usar
"limitados fondos públicos" para rescatar a los bancos, lo que eliminaba la posibilidad de alternativas
como la creación de bancos malos.
De nuevo la huida de la
realidad de los políticos, y la gula para fagocitar
recursos en políticas supuestamente sociales, inversiones absurdas, gastos
superfluos o cargos públicos ficticios. La única y definitiva alarma , viene impuesta por la prima de riesgo y los mercados
internacionales de capitales.
- Después argumenta que la implementación de una solución privada
ha demostrado ser "particularmente difícil y lenta" durante la
crisis porque las principales entidades internacionales que podrían haber participado
en fusiones y adquisiciones no estaban en condiciones de hacerlo.
Fruto de la tarea de
ocultación de unos dirigentes bancarios y políticos, más interesados en
particular avaricia personal, en sus
pólizas de jubilación o bonus e indemnizaciones, sus cargos vitalicios, que en
decir la verdad o mostrar la realidad en los balances o liderar sus entidades,
aún a costa de poner en peligro sus cargos.
- Su quinta justificación es que durante esta crisis sistémica no
fue posible utilizar la herramienta tradicional de resolución de liquidar
un banco con amortizaciones para los tenedores de deuda.
El temor a la ira de la multitud de engañados por
estos productos, a pie de oficina, cuando se les decía que eran como depósitos
pero más rentables, demuestra la alta ineficiencia de nuestro sistema bancario,
y la falta de supervisión de la autoridad monetaria.
- En sexto lugar, remarca que a la gobernanza de las cajas de
ahorros se sumaron también a la complejidad del proceso de
reestructuración y afectaron a su velocidad, debido a la fuerte
presencia de intereses políticos y sindicales en sus consejos.
Que
nadie se engañe, la desmedida lujuria de los políticos de izquierda,
derecha y sindicatos o patronos, ha hecho que el país vaya a la deriva
totalmente. A ello se han sumado casi todas la Instituciones del Estado, que lejos de moderar han mirado a otro lado.
- Por último, apunta que el hecho de que las comunidades autónomas
utilizaran su poder para aprobar las fusiones durante el proceso de
reestructuración lo ralentizó "significativamente", dada la
necesidad de mantener negociaciones "largas, complejas y
difíciles" con gobiernos regionales.
El desmedido orgullo introducido por los
nacionalismos periféricos, ha creado un estado de agravios en lo que importante
es lo local, y lo nacional es algo residual. El mercado interno fraccionado, la
educación, la sanidad o incluso la justicia, se han cantonalizado en aras de
una descentralización mal entendida, y que ha puesto barreras en vez de
facilitar la movilidad de recursos. La propia naturaleza abierta de las
autonomías, sin constituir un estado federal o confederal, hace de España un
país con dificultades para tomar decisiones de cualquier tipo.
La conclusión es la depresión a la que han llevado el país, una casta política muy
peligrosa, gracias a nuestra propia condescendencia con las mentiras y el
pasteleo institucional, que se manifiesta en los millones de parados, más
impuestos y en las hipotecas de los rescates que ya se contemplan en los
mejores casos a 15 años vista o más. Evidentemente, con nuestra sociedad
actual, el Monje Evagrio, conocido como el Solitarío en la provincia Romana
junto al Mar Negro del Ponto, jamás hubiera podido poner en orden este convento
bancario, y probablemente le hubieran retirado a cualquier eremitorio de nuestro
vasto país sin pensión ni gabela alguna.
¿Pero tiene solución el problema? Contando con
la Tormenta Perfecta provocada por la globalización, el neoproteccionismo americano
en defensa del dólar, la falta de gobernanza europea y la crisis de confianza
generalizada, hay que decir que sólo si depuramos dirigentes políticos, instituciones
y activos tóxicos vamos a poder salir adelante en nuestra España actual. Vamos a
pagar un gran precio, como ocurrió con el plan de estabilización de 1959, pero nuestro
destino está en Europa y esta vez las cosas van a estar mucho más claras.
Reformas que comiencen por enseñar en las
escuelas a buscar y a decir la verdad,
ya sea en el idioma que sea, y que los políticos entiendan que no hay
impunidad, que sus compañeros no van a buscarles un empleo cuando gestionen mal
una institución, que no les van a encubrir o proteger ni que van a contar con
retiros dorados con dinero público.
Sin una administración de Justicia que funcione con rapidez, tampoco vamos a salir de ésta,
porque el poder político no puede seguir siendo intocable.
Y es necesario que el primer juez sea nuestra
propia conciencia, recuperando el debate moral
entre lo incorrecto y lo justo, dejándonos de relativismos y dolosas ambiguedades.
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