jueves, 28 de junio de 2012

LIDERAZGO NACIONAL

En estos días caniculares, es un placer ver a la gente en España luciendo banderas y enseñas, típicas de otros tiempos de campañas más guerreras que deportivas, pero que tienen que ver con sentimientos profundos y comunes a todos nosotros.
Me pregunto el porqué nuestros deportistas nos unen tanto, y por qué son tan buenos, y me pongo a pensar en el liderazgo que ejercen en sus deportes, y en su propia génesis o desarrollo como  profesionales.
Nuestros deportistas de élite, son una porción de nuestros conciudadanos que tienen grandes cualidades personales, pero que por diversas circunstancias han logrado triunfar desarrollando sus propias dotes de liderazgo. Empezando por el empeño de sus progenitores, a los que no les ha dolido el sacrificarse por ellos, sin desdeñar su propia disciplina y valores deportivos, pero sobre todo una estructura deportiva eficiente en España, con unos entrenadores muy cualificados que han sido generalmente deportistas en su juventud.
Este modelo de éxito, no parece que sea extrapolable al resto de los sectores sociales del país, que viven sumidos en un sentimiento de ruina y fracaso  bastante generalizado, salvo loables excepciones. De nuevo deberíamos fijarnos en la Escuela o en los centros en los que se forman los líderes sociales o políticos. Estos últimos fundamentalmente en los mismos Partidos y con un bagaje de liderazgo inexistente y siempre supeditado a la obediencia férrea a la nomenclatura.
Cuál es la razón por la que en cualquier deporte seamos tan buenos, y como empresarios o dirigentes dejamos tantísimo que desear.  
Muchas veces, dirán muchos, es cuestión que te dejen jugar el partido, sin que medie la baja política, la subvención de lo mío o el regalo interesado. Sólo un cambio de rumbo, poniendo a los mejores en las Instituciones Nacionales, nos devolverá el respeto cuando nos lo merezcamos.

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