Los españoles, somos tan renuentes a los cambios,
que hasta que no leemos el obituario no tomamos conciencia de los mismos. No
nos hacemos a la idea de lo que ha supuesto la actuación del Papa Emérito
Benedicto, en su final de pontificado, cuando renuncia para que un nuevo
Francisco, que no olvidemos fue Obispo de Oca, todo un símbolo, reconstruya su
Iglesia.
Coincidiendo con la visita de Primer Ministro
David Cameron a Madrid, para visitar a su homólogo español, ha fallecido una de
las últimos líderes europeos de carácter liberal, la expremier inglesa Margaret
Thatcher. Curiosamente, se podría decir que ambos primeros ministros no son ni
tan liberales, ni siquiera se sabe muy bien qué son. Practicando la misma
política económica de gasto público, con una severa poda en los servicios
sociales, que no de las subvenciones a los sectores clientelares, y con una subida
generalizada de impuestos y tasas, hacen menos malos a sus predecesores
socialistas, a la hora de generar dudas y pocos empleos. Podría decirse que son
socialistas de derecha, y es ésta la penitencia, que tanto en Francia con
gobiernos antiliberales, como en los países endeudados del sur, nos han
impuesto nuestros acreedores financieros, para seguir prestándonos ingentes
sumas de dinero, ante la inoperancia del Banco Central Europeo a la hora de
fabricar dinero para pagar nuestra deuda. La deuda de los países desarrollados,
se asemeja a la de la posguerra, pero aquí hay demasiada gente esperando. Y
pensar que la subida del IVA, que se podría haber evitado quitando las
subvenciones a partidos de sobre y maletín, opacos sindicatos huelguistas y ONGs
partidarias del escrache (violencia light o piquetería informativa que diría el
actual Presidente del Tribunal Supremo) o del acoso a las familias de los
políticos de la derecha. Estos partidos de centro son especialistas en
subvencionar al enemigo, y que pague la clase media de los desmanes de la
complacencia con la violencia tanto doméstica, escolar o hasta yihadista, en su
grado de tentativa.
Ha fallecido también el economista y novelista,
José Luis Sampedro. Disfruté con sus novelas, pero sobre todo nunca olvidaré el
primer libro de economía política que leí suyo, Conciencia del Subdesarrollo. La
terminología usada para explicar el dualismo, es hoy aplicable a una clase
media quebrada por la crisis de valores. Curioso fue un artículo sobre la
previsión de cómo sería el mundo en el año 2000, escrito en los felices 60. En
muchas cosas acertó, en lo que se equivocó de plano es en la conjunción multipartidaria
en la estupidez política, la burocratización estatal, y en el Siglo de Oro de
la corrupción en España. Lo de los movimientos antisistema, ni se veía venir ni
se esperaba, habida cuenta del ómphalo en el que se había sacralizado la clase
política. Descansen de todas maneras, en paz.
Y es que acabo de leer un sencillo, breve y
delicioso cuento de Don José Jiménez Lozano, que bajo el leitmotiv del
encuentro de Don Quijote con el pobre Andresillo, nos traslada a lejanos
escenarios donde la justicia se ve mediatizada, como siempre, por la corrupción
del poder político. Yo tuve un maestro que se llamaba Don Eugenio, y que podría
habernos desvelado, en aquellos postreros años de la dictadura en la que
transcurrió mi niñez, lo que nos esperaba en el Futuro lejano. Pero eso será
verdad ¿no? Sin duda, siempre habrá razones de estado que preservar o
conveniencias que compartir, para hacernos pensar que es mejor que no cambie
nada en el fondo, a que España vuelva a dar un paso por delante de los demás.
Mientras tanto el Quijote español seguirá siendo
leído, admirado y hasta imitado. Los grandes líderes europeos, los grandes escritores;
también querían cambiar el mundo. En el caso de Margaret Thatcher, como de
otros grandes, podemos decir
sencillamente que lo lograron. Nosotros hemos aportado a Sancho Panza o a
Andresillo.
Andresillo no ha muerto, se entiende a palos, todavía. Sigue vigente. Está convencido, que
con unos meses más cediendo su sueldo íntegro al estado, sería bueno que éste
no hiciera tantos recortes. Mientras sus hijos siguen buscando empleo, y no en
lugares lejanos como en el allende Qatar; mientras que se está estudiando el barroco
manual de la Agencia Tributaria de este año, para pechar con su anual obligación de
declarar a la hacienda sus precarios ingresos. En España es tan difícil pagar al mantenimiento del Estado por la mayoría, como fácil es no hacerlo sin que les pase nada
a unos pocos privilegiados. Ni que decir tiene, que siendo muchos los aforados, todavía los
políticos piensan en que faltan muchos más, por el qué dirán si los señalan.
Todo para que los Españoles, en el colmo, seamos más ricos que los Alemanes;
porque tenemos poco trabajo, pero según EUROSTAT, tantas casas y terrenitos en propiedad, que no
damos abasto. Luego te vienen con las expropiaciones ad hoc, aportación ingeniosa
de los socialistas andaluces (líbrenos Dios de la corrupción de la peste que baja de Castilla y del hambre de corrupción que sube de Andalucía), y nos damos cuenta que
sin duda, que el alma de Margaret Thatcher, bien pudiera jugar sobrevolando
sonriente, con impecable traje de
chaqueta y bolso a juego, en esos molinos aerogeneradores subvencionados que pusieron
cerca del pueblo de Sara Montiel; que también descansa, como el liberalismo en
España, en la noche de los tiempos.
“La libertad, amigo Sancho y amigo Andresillo, es
uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no
pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la
libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida, y, por
el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
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